Las conversaciones más frecuentes
En los vestuarios de gimnasios, en la oficina, la cola de la pescadería y en muchas situaciones más donde hay reunión de mujeres, es muy frecuente que su tema de conversación sea hablar de dietas y de la pérdida de peso.
Mucho.
Demasiado.
Encuentro preocupante que el tema se aborda siempre con un solo objetivo: perder peso, de forma rápida, en un tiempo corto, sin tener que hacer mucho esfuerzo y sin mostrar demasiado interés por llevar una alimentación equilibrada a base de los productos que nos proporciona la madre naturaleza.
Es mucho más frecuente (¡y alarmante!) ser testigo del gran entusiasmo existente por los batidos a base de polvos, las pastillas, las barritas, los suplementos, los smothies, los preparados procesados y los congelados que se venden bajo la etiqueta de saludables, que la industria ofrece a precio de oro.
Su aceptación es muy superior al planteamiento de llevar una alimentación a base de productos frescos, frutas verduras, cereales, legumbres, algas, proteína animal y vegetal, grasas y aceites, todo en su debida proporción, para lograr un completo equilibrio nutricional.
Más preocupante aún es el gran convencimiento existente sobre las maravillas que ofrecen estos productos, ya que muchos se venden bajo el pretexto de “bajos en calorías” o bien “sustitutivos de comidas”.
Por encima de tan alto convencimiento, muchas personas ofrecen un contundente discurso en su defensa, mientras que se se percibe una nula disposición a interesarse por la alimentación natural.
Entiendo que ello supondría tener que abrir los ojos y la mente, admitir el error alimentario y tener que plantearse cambios de alimentación, que incluirían el prescindir de todos estos alimentos de los cuales dependen, tanto a nivel emocional como a nivel orgánico.
Eso requiere, a su vez, comprender que, todo el tiempo dedicado a hacer dietas, a comer procesados, batidos o platos preparados, aunque contengan vegetales, no han estado cuidándose, sino más bien, todo lo contrario.
La autoestima en nutrición
Cuando no le damos prioridad a cuidar de lo que comemos, descuidando los efectos perjudiciales que eso conlleva, tampoco podemos decir que estemos actuando con amor hacia nosotras mismas.
Una vez oí a un psicólogo decir que la autoestima se sostenía gracias a sus dos piernas:
- La pierna de lo que te quieres, y
- La pierna de lo que te cuidas
Según este psicólogo, si una de esas dos piernas fallaba, la autoestima se quedaba coja, ya que, si dices que te quieres, pero no te cuidas, no te estas queriendo realmente, y si dices que te cuidas, pero no te quieres, tampoco te estás cuidando realmente.
Si lo enfocamos a la autoestima en nutrición, podemos explicarlo así:
- Quererse sería tomar la decisión constante de elegir una nutrición consciente enfocada hacia la propia salud, por encima de otras motivaciones basadas exclusivamente en el sabor de los alimentos, y siendo conscientes de la influencia que deriva del consumo de todos los alimentos en el conjunto del organismo.
- Cuidarse sería llevar a término las acciones necesarias que hacen posible y viable el propósito de nutrirnos saludablemente en todo momento.
La autoestima en nutrición se expresa continuamente con cada decisión que tomamos. Entre la infinidad de opciones, podemos destacar las siguientes:
- La elección mental de alimentos que hacemos, antes incluso de comprarlos.
- Realizar la compra con consciencia, sin dejarnos llevar por la vista u el olfato al pasar por los pasillos con productos insanos.
- Aprender a leer las etiquetas.
- Saber identificar la publicidad engañosa.
- Despertar el interés por mantenernos informadas sobre aspectos nutricionales, escuchando a los expertos.
- Priorizar tiempo en casa para cocinar, para aprender recetas, para leer sobre nutrición etc.
- Escoger comer en restaurantes de comida saludable, decidir que tomar cuando comemos o salimos fuera.
La autoestima en nutrición no es un acto de auto represión, que prohíba o no permita el consumo de ciertos alimentos, sino que es un acto de liberación, que promueve la toma de decisiones y la realización de acciones sobre nuestra conducta alimentaria de forma libre y consciente, con el propósito de mantener un buen estado de salud.
Como se explica al principio, esta autoestima en nutrición camina sostenida gracias a sus dos piernas.
Son las piernas de LO QUE ME QUIERO y de LO QUE ME CUIDO.
Para quererte y cuidarte, un clave vital es tener muy claro como te defines a ti misma. Lee más sobre este aspecto en el artículo «SER» O «ESTAR» GORDA EN EL PAÍS DE LAS DIETAS
Te recomiendo este video sobre autoestima de Antonio Boliches
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