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CÓMO LIDIAR CON LOS SABOTEADORES EXTERNOS

Señora ofrece madalenas, hace la función de los saboteadores externos hacia los hábitos alimentarios
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«Seguro que no te has percatado, pero los saboteadores externos te han acechado más de una vez.«

 

El escenario

Ocurre a menudo en encuentros sociales, cuando es la regla ir a tomar algo, o quedar para comer o cenar, que alguna persona desee consumir según sus hábitos saludables, y que entonces se tope con el saboteador externo de turno. 

Y es que puede pasar que, cuando llega el momento de pedir, alguien no esté de acuerdo con sus elecciones, si estas son distintas a lo que deciden las demás personas que la acompañan.

Ahí pueden comenzar las recriminaciones, los comentarios y el querer convencerla para que consuma lo que a ellas les parece bien. Finalmente, quizás hasta consigan que acabe cediendo para no sentirse distinta, diferente, apartada.

Lo que describo en el párrafo anterior, a mí me ha pasado en varias ocasiones.

 

 

Mi experiencia

Recuerdo particularmente aquella vez en que éramos tres amigas de vacaciones, y al pasar por delante de un bar,  a una de ellas se le antojó una cerveza. 

A las otras dos no nos apetecía, pero le ofrecimos que se tomara ella su cerveza, que nosotras la acompañábamos sin problema. 

¡No imagináis su respuesta! 

Con un tono de voz alto nos dijo: ¿Me vais a dejar sola bebiendo? 

La otra chica y yo nos miramos perplejas. 

¿Qué problema hay? -Le preguntamos. 

Pues que quería que las demás también bebiéramos para no sentirse “sola”

Muy claramente le respondimos que nosotras no íbamos a beber cerveza porque a ella le apeteciera. Se nos enfadó. 

Así como lo cuento. Aunque finalmente se bebió su cerveza ella sola mientras íbamos charlando, y todas tan amigas.

 

 

Situaciones frecuentes

Dentro de un ámbito de hábitos alimentarios desestructurados, este tipo de situaciones son muy habituales, y lo son mucho más con la comida, en lugares como el trabajo, donde formas parte de un equipo de muchas personas, y  muy a menudo hay alguien que celebra algo: cumpleaños, nacimiento etc., por lo que suelen traer “pastitas”, o lo que es lo mismo, bandejas de mini bollería. 

Lo peor para mi nunca fue tener que verlo todo el día. 

Lo peor, aparte del olor que emite, y que te despierta la adicción, es que te lo ofrecen, dices que “no, gracias” y te insisten: “mujer, no me hagas este feo” “por un día”, “por una vez” … y tú tienes que seguir batallando internamente con tu adicción o trastorno y externamente con la persona insistente si quieres mantener tu decisión. 

Luego, por supuesto, pasar todo el día ignorando la bandeja, que la han puesto ahí bien cerquita para que la tentación se despierte una y otra vez. Una pesadilla.


Situaciones incómodas

Otra situación que me he encontrado en ocasiones es ir con otra persona a un bar para tomarte algo. La otra persona se pide un vermut, una cerveza o un refresco, y tu vas y te pides un agua con gas o una infusión. Te cae casi seguro el comentario con cara de que eres persona rara de: ¿eso te vas a tomar? ¿una infusión? ¿un agua con gas? Y acaban con un gesto de cara de esforzado conformismo.

Tengo que reconocer que, aunque hoy en día, ya se cómo responder, y tengo claro lo que voy o no voy a consumir, en el pasado, me he sentido intimidada muchas veces y he acabado consumiendo lo mismo para “quedar bien” y “ser aceptada”. 

Mas adelante, cuando comencé a realizar mi trabajo de superación de mi adicción, ya me sentí mas fuerte al decir que no, pero, aun así, acababa dando muchas explicaciones.


De ahí el término «saboteadores externos»

Son personas que, sin ser conscientes de ello, dependen de que otros coman o beban lo mismo que ellas desean, para sentirse bien, bajo la justificación de que lo estáis compartiendo, pueden llegar a presionarte mucho para conseguir que claudiques a su voluntad. 

Si te identificas con la persona que necesita que otros coman o beban contigo ciertos productos de consumo para sentirte cómoda, entonces es posible que tengas una dependencia emocional sobre esos productos. Si no, piensa si esto te pasaría comiendo, por ejemplo, un plato de tomates o lentejas. ¿Necesitarías que alguien más los comiera contigo? Seguramente no. Eso es porque no existe dependencia de ello. Entonces no necesitas apoyarte en los demás.

En el artículo CÓMO PONER LÍMITES EN LA ALIMENTACIÓN hablo sobre como abordar estas u otras situaciones similares, para que puedas desarrollar herramientas que te ayuden a mantener tus decisiones con tu plan de comidas.

Si vuelves a encontrarte en una situación similar, mira al saboteador a la cara con decisión y dile con una sonrisa: “No gracias, disfrútalo tu por mí”.

Las relaciones sociales no están reñidas con los hábitos alimentarios saludables. 


Recuerda: estás en tu derecho a escoger no consumir.

 

 

*Si has vivido alguna situación similar, y deseas compartirla de forma totalmente anónima en el blog, no dudes en enviarme un e-mail a info@anahuguet.com contándome tu historia. Muchas gracias. a

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