Seguir un buen hábito de actividad física no solo es realizar deporte como tal, sino que hace referencia a cualquier tipo de acción de movimiento repetitivo o no, continuo o a intervalos, que mantenga la movilidad corporal acompañada de cierta resistencia.
El hecho de mantener activo el cuerpo, proporciona múltiples beneficios que van mas allá de lo propiamente físico.
Beneficios físicos
- Activa, mantiene, fortalece y potencia toda la musculatura, tanto voluntaria como involuntaria, además de los órganos y los huesos.
- Reduce riesgos de enfermedad como la presión arterial, enfermedades coronarias, diabetes…
- Libera hormonas del bienestar: endorfinas, serotonina,dopamina y oxitocina.
- Estabiliza las hormonas del estrés.
Beneficios emocionales
- Ayuda a dormir y descansar.
- Aleja la depresión.
- Aumenta la autoestima.
- Alivia la ansiedad.
Beneficios mentales
- Transforma pensamientos negativos en positivos.
- Motiva una mayor compresión y mejor conducta hacia los demás.
- Propicia a tomarse las cosas de mejor manera.
- Aumenta la memoria y la creatividad.
La actividad aeróbica y la actividad de fuerza
Tanto para trabajar la parte de cardio como la muscular, es necesario combinar los dos tipos de actividades, distribuidas a lo largo de la semana.
Obtener mas o menos resultados dependerá de la frecuencia y la intensidad a la que se trabaje, pero siempre existe beneficio.
¿Cómo motiva la actividad física a llevar hábitos alimentarios saludables?
Generalmente, cuando las personas deciden o se ven con la necesidad de cambiar sus hábitos alimentarios, se proponen hacer una dieta. Algunos también algo de deporte.
Sin embargo, frecuentemente, estos objetivos acaban por fracasar a los pocos días o semanas.
La motivación es clave en todo cambio, dentro de un programa estructurado, para llegar a buen puerto.
Los cambios de hábitos alimentarios necesitan una base sólida, como cualquier construcción necesita buenos cimientos. Esta base debe de tener:
- Acompañamiento profesional.
- Progresión en el tiempo.
- Tolerancia a las caídas y recaídas
¿Quién puede ayudarte?
Un profesional en dietética y nutrición con conocimientos en coaching nutricional y emocional es un acompañamiento necesario para marcar la hoja de ruta y guiar a la persona en el nuevo camino, donde los obstáculos físicos, mentales, emocionales y sociales se cruzarán a cada momento.
Aprender a gestionar todos estos factores mientras adoptamos nuevas costumbres nutricionales, solo se consigue progresivamente, dando pasos que parecen cortos o pequeños, pero que en su conjunto trazan el nuevo camino.
En ese camino, hay curvas y baches, que necesitarán comprensión y tolerancia, para irlos saltando, esquivando o topando para salir de ellos.
Dentro de un programa completo para el cambio de hábitos alimentarios, la actividad física es una gran parte de los cimientos.
Cuando los cambios comienzan motivando la generación del bienestar, es más fácil que la persona quiera seguir realizando y mejorando esos cambios.
Disfrutar del buen hábito de la actividad física
El mejor momento en la realización de actividad física, es cuando llega ese momento en que “el cuerpo te pide más”, porque “engancha”.
Es decir, sentimos mucho placer en el bienestar que producen las hormonas antes mencionadas, y el organismo “quiere más”, por lo que, al llegar a ese estado anímico, la motivación es alta, y por lo tanto, enfocamos el próximo paso del proceso con ganas de seguir.
Es en ese estado, cuando el proceso de cambio da un giro importante, con muchos puntos para llegar a lograr el objetivo marcado de cambiar los hábitos alimentarios, porque va acompañado de otros hábitos de vida saludables, que en su conjunto elevan el bienestar físico, mental y anímico de la persona, que, ahora sí, comienza a experimentar los primeros resultados y beneficios.
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